El insostenible Javier Duarte

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Señales desde el altiplano.
Las múltiples manifestaciones políticas ocurridas en las últimas horas posibilitan la inferencia de que el gobernador Javier Duarte no concluirá el sexenio.

Si bien el mandatario abandonó de facto al gobierno después de sufrir el descalabro electoral del 5 de junio —ya no asiste a eventos oficiales como a la inauguración del complejo petroquímico Etileno XXI en Nanchital del 22 de junio pasado, un proyecto que presumió como propio—, lo que vendría en las próximas semanas podría ser un asunto mayúsculo: Javier Duarte ya no es sostenible en el gobierno.

Y es que lo ocurrido en el Congreso del Estado no es tal vez lo más importante pero por ahí hay que comenzar.

Lo que en otros tiempos habría sido una sesión sin contratiempos, con aprobación fast track a cada una de las iniciativas enviadas por el gobernador, ésta vez no se consiguió.

Los diputados del PRI y sus aliados salieron al pleno con tres horas de retraso a lo programado, primer síntoma de los desencuentros de algunos integrantes de la bancada con su aún jefe político.

La orden del día concentraba la discusión en los numerales XI y XII referentes a los dictámenes con proyecto de acuerdo para autorizar al Ejecutivo enajenar a título gratuito diez inmuebles a favor del IPE; y Casa Veracruz para la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), Comisión Estatal para la Atención y Protección de Periodistas (Ceapp) y a la Comisión Estatal para la Atención Integral de Víctimas del Delito (Ceaivd).

El numeral XVI abordaba la propuesta de Javier Duarte para el nombramiento de los tres magistrados de la Sala Anticorrupción.

Los dos primeros asuntos se retiraron de la orden del día a solicitud de los integrantes de la Comisión de Hacienda por motivos sin mayor peso.

En el caso del tercero, los diputados del PRI reventaron la sesión con sus ausencias, obligados por no conseguir los 34 votos que necesitaban para aprobar la terna de magistrados, lo que motivó a la presidenta del Congreso Octavia Ortega Arteaga a declarar la falta de quorum y la suspensión.

Pero en las horas previas en la Ciudad de México ocurría quizá lo que más empuja a Javier Duarte al vacío político.

En la sede nacional del PAN, el presidente del partido Ricardo Anaya y el gobernador electo de Veracruz Miguel Ángel Yunes Linares anunciaron la estrategia para impedir el “kit de impunidad” que pretende Duarte.

La conducirán por dos vías, la política y la legal: si el gobierno federal no interviene en el caso Veracruz y no conmina al mandatario para dejar el cargo, entonces iniciarán juicio político en su contra (otro más) en el próximo periodo de sesiones del Congreso de la Unión de septiembre.

La exigencia podría sonar como un tema mediático si no fuera porque Ricardo Anaya está en condiciones de negociar cualquier asunto con el gobierno de Enrique Peña Nieto.

El 5 de junio el PAN de Anaya ganó siete gubernaturas; en toda la historia de ese partido había obtenido cuando mucho tres en una misma jornada comicial. Ni cuando el blanquiazul ocupaba la Presidencia de la República gobernó 11 entidades de manera simultánea como ahora lo hará. 40 millones de mexicanos serán gobernados por Acción Nacional.

Esos números ponen al llamado “joven maravilla” en una posición espléndida para pedirle al gobierno federal, si no al Presidente será al secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong, que Duarte se vaya con el argumento de que sólo así puede perfilarse una transición ordenada y pacífica en Veracruz.

Razones hay suficientes. El gobernador Duarte es insostenible… y además de todo trasgresor de la ley electoral como lo dictaminó la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) al calificar que el mandatario participó en actos partidistas en días hábiles durante el proceso.

Pareciera que en Los Pinos, o tal vez en Bucarelli, están obligados a frenar el desenfreno de Javier Duarte.

Israel Roldán / Twitter @israel_roldan / FB Israel Roldán

Complicidades

Así lo escribió J.M. Pasado en la columna Nada Personal que publica el periódico MARCHA en su página 3:

*****

En el Veracruz que “ya cambió” permea una doctrina de complicidades que impide algunas libertades y limita otros derechos inalienables.

El sistema, sus instituciones, son el símil de los eslabones que forman una cadena que ata las legítimas exigencias ciudadanas y de los sectores productivos.

La evaluación docente que se realizó el fin de semana ha exhibido —una vez más— al sistema represor que han consolidado los poderosos de Veracruz.

No es sólo el actual gobierno o un solo hombre como Javier Duarte. Hablo de los exgobernadores, de exservidores públicos, de familias con altísimos intereses y capacidades económicas. También de medios de comunicación, sus dueños y periodistas, de todos aquellos tomadores de decisiones a los que importa nada el bien común.

Hablo por lo menos —insisto, por lo menos— de cinco sexenios atrás. El de Fernando Gutiérrez Barrios (1986-1988). Entre los priistas lo recuerdan como el Hombre Leyenda. Prefieren ese renombre que llamarlo el gran mal policía. Hizo carrera dentro del Ejército Mexicano, se colocó al frente de la Dirección Federal de Seguridad, el organismo represor del gobierno de Gustavo Díaz Ordaz. Espía y perseguidor era su perfil que impuso en esos años en Veracruz

Su relevo, Dante Alfonso Delgado Rannauro (1988-1992), permitió el primer gran saqueo de Veracruz. Las familias ricas se hicieron más ricas. A las más pobres las hicieron más imbéciles con engaños, tomadas de pelo con obras “fantasma” y programas asistenciales que nunca funcionaron. Dante y otros colaboradores, entre ellos Porfirio Serrano Amador, pisaron la cárcel pero no por mucho tiempo.

La doctrina de complicidades avanzó en el sexenio de Patricio Chirinos Calero (1992-1998), el gobernador impuesto del presidente Carlos Salinas. Chirinos no quería gobernar Veracruz, por eso dio rienda suelta al secretario de Gobierno, Miguel Ángel Yunes Linares. El perfil más cercano del ahora panista lo vino a sacudir Andrés Manuel López Obrador, el jueves durante una gira por el municipio de Coatzintla. Fueron seis años, en serio terribles, de espionaje, represión y persecución en contra de las organizaciones de oposición, particularmente contra los movimientos de izquierda.

Vino el sexenio de Miguel Alemán Velazco (1998-2004). El gobierno aburguesado vendió espejitos a los veracruzanos. Pero se llevó todo. En las últimas semanas de aquella administración endeudó al estado con 3,500 millones de pesos. Nadie, uno solo de los alemanistas, vive austeramente. Gozan de fortunas cuidadas por el débil sistema de justicia. Ninguno acabó en la cárcel.

De los últimos dos sexenios, el de Fidel Herrera (2004-2010) y el actual de Javier Duarte, no puede hablarse por separado porque no son tan distintos. Es más, operan los mismos pero en versiones ampliadas: son más ladrones, cundidos de cinismo, represores.

El gobierno de ahora es el último eslabón que está por cerrar esa inmensa cadena de complicidades con origen de muchos años atrás.

En ese último eslabón llevan amplia carga los poderes Legislativo y Judicial, siempre a modo del Ejecutivo; una Fiscalía General de Justicia con supuesta autonomía, de puro decoro, que no castiga a nadie salvo a los débiles y chivos expiatorios.

Igualmente los organismos como la Comisión Estatal de los Derechos Humanos que para nada sirve, o la Comisión Estatal de Atención y Protección de los Periodistas que no ha pasado de ser una carga financiera para el estado. La misma Universidad Veracruzana, cuya rectora Sara Ladrón de Guevara un día es guerrera en el reclamo de los recursos que adeuda el estado a la máxima casa de estudios y al otro es doblegada por alusiones y piropos en el V Informe de Gobierno.

Son cómplices también los elementos policiacos que integran el aparato de seguridad del estado, los estatales, los de la Fuerza Civil, los de la Policía Vial, y todos los demás, porque no entienden que no es a macanazos como llega el orden.

Además, los medios que no democratizan sus páginas, que no ajustan sus códigos deontológicos, que no diversifican sus coberturas ni sus criterios editoriales.

Acá no hay que olvidar tampoco a los barones del dinero que se agrupan en cámaras empresariales, asociaciones y organismos que solamente protestan cuando las malas decisiones del gobierno alcanzan sus intereses económicos.

Algo tiene que ocurrir con Veracruz. La alternancia puede ser una alternativa pero no es la única ni la garantía de que las cosas se recompondrán.

Quizá la opción sea más simple: encontrar nuevos hombres que conduzcan a las instituciones, sin olvidar castigar de forma ejemplar a aquellos que ordenan a policías y encubiertos golpear a maestros opositores, transeúntes y reporteros.

¿Por qué Dios nos ha dado un mal gobierno?

Con las agresiones de este fin de semana cometidas por la policía de Veracruz a maestros, comerciantes, transeúntes y reporteros, la memoria obliga a recordar “La balada del granadero”, un arreglo de Óscar Chávez de la canción “El vagabundo”, en el álbum “México ’68 Vol. 1”:

“La balada del granadero”

***

– Papá, papá, ayer cuando estudiaba,

le pregunte a un hombre que mataba:

¿qué es usted?,

y dijo: granadero.

Papá, ¿qué cosa es un granadero?

 

– Un granadero es un hombre analfabeto

que maltrata a todo estudiante,

sin esperanza de amar a un semejante.

 

– Papá, qué malo es ser granadero.

 

Ay, ay, ay, ay,

ay, ay, ay, ay,

 

– Jamás nosotros seremos granaderos,

vivimos del amor y del estudio,

ni tú ni yo iremos por el mundo

golpeando a estudiantes inocentes.

 

Ay, ay, ay, ay,

ay, ay, ay, ay,

 

– Papá, papá, por qué Dios nos ha dado

un mal gobierno a todo mexicano?

Papá, papá, por qué hay granaderos,

gustavos y farias en el gobierno?

 

Ay, ay, ay, ay,

ay, ay, ay, ay.

#LoQueFueViral Esto no lo debes dejar de ver

Por irreverente y genuina, este domingo en el blog Buscando Chivas reproduzco la campaña “SE BUSCA. Aprobó más impuestos”, que se hizo viral en redes sociales desde su publicación en la cuenta facebook.com/DespiertaVeracruzNoMasPRI.

La campaña es una composición de 30 imágenes con los diputados que votaron a favor del aumento del 2 al 3 por ciento del Impuesto a la Nómina.

La iniciativa de reforma al Código Financiero del Estado de Veracruz fue presentada semanas atrás por el gobernador Javier Duarte de Ochoa.

El jueves 8 de octubre los diputados la votaron pese a los reclamos del sector empresarial, en el que tendrá impacto directo el incremento del impuesto.

¿A quiénes se busca?

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