Pensionados al grito de guerra

… de la columna Nada Personal que publica diario Marcha… hoy se han cometido nuevos excesos del gobierno de Javier Duarte.

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Usan fuerza pública contra la senectud. (Foto: Yerania García)

— O —

El cese a las hostilidades entre el gobierno de Veracruz y los jubilados ocurrió pasadas las 15:00 horas de ayer cuando la Secretaría de Finanzas y Planeación anunció el depósito de 890 millones de pesos más al IPE para pagarle a los pensionados.

La comunicación oficial de la administración estatal -escueta, para el tamaño del problemón que causó la demora de esos recursos- refirió que el gobierno “ha cumplido con el calendario de pagos y depósitos, por lo que se han saldado todos los compromisos por parte de la administración estatal”.

La ciudad entera padeció el caos vial por las protestas, el cierre del Centro Histórico y de la carretera Xalapa-Veracruz, a la altura del centro comercial Las Américas.

No es culpa de los jubilados ni pensionados. Ellos -a diferencia de otros sectores que paralizan Xalapa con bloqueos injustificados- reclaman sus derechos laborales y de supervivencia acumulados durante toda una vida.

¿Es la culpa del gobierno? Pues si no, de quién. Sí, porque no han sabido recomponer la quiebra financiera que enfrenta el Instituto de Pensiones del Estado pese al análisis realizado en el primer semestre de este año.

Van algunos datos de ese estudio financiero practicado al IPE:

1.- En el Instituto de Pensiones del Estado se generaron en los últimos cinco años por ingresos de cuotas y aportaciones, así como por subsidios ordinarios, un total de 18 mil 798 millones de pesos; en ese mismo lapso los egresos en nómina de los pensionados, cubrimiento de cuotas al IMSS, gastos por funeral, indemnización global y aguinaldos, ascienden a 24 mil 916 millones de pesos; es decir, operó en ese lustro con un déficit de 6 mil 118 millones de pesos.

2.- No hay, ni habrá, recurso que alcance para pagar puntualmente las pensiones de los 27 mil jubilados del IPE. El gobierno estatal ha invertido en los últimos cinco años, a manera de subsidio, casi 6 mil millones de pesos para el pago de jubilaciones y aun así siempre se cubren a destiempo, como ahora ocurrió.

3.- El déficit institucional es derivado del crecimiento en el número de jubilados y en algunos casos del alto costo de las pensiones que deben pagar a unos cuantos, que rebasan, inclusive, la cantidad de 100 mil pesos mensuales.

El conflicto de fin de año se acabó ayer. El depósito de la Sefiplan al IPE para que pudiera cumplir con sus compromisos decembrinos desactivó los reclamos. Después del trago amargo todos a sus casas. Felices fiestas… pero el problemón no acaba ahí.

Ya veremos en enero, con los siguientes compromisos de pago a los que deba hacer frente el IPE, la cascada de protestas que tendrán en el gobierno estatal por querer recomponer todo con un mejoralito.

Ese remedio -el del mejoral- les va a provocar reacciones en la sala de espera del nosocomio electoral.

Galeano, Serrat y Sabina #LibretaDeReportero

Eduardo Galeano, una noche con Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat.

— Les voy a contar una historia:

Estando en el exilio, en Barcelona, en casa de un amigo que estaba exiliado con otros, me encargó a la hijita, que tendría unos 8 o 9 años, y miró sin pestañar, se acercó y me preguntó:

 

— ¿Y vos qué haces?

— ¿Yo? Escribo— le dije.

 

— ¿Qué cosas escribís?

— No, nada, no sé, cosas, así como libros.

 

— ¡No me gustan los libros!

— Ah, bueno— le dije yo.

 

— A mí lo que me gustan son las canciones. Porque en los libros las palabras están quietas, y en las canciones vuelan.

— Ah— le dije yo. Y ya noqueado, ya en la lona, pensé: tengo que cambiar de oficio.

 

— A partir de ese momento intenté cantar en la ducha. Y cada vez que canto en la ducha, todos, todos los vecinos coinciden: ¡qué se caye ese perro!

Complicidades

Así lo escribió J.M. Pasado en la columna Nada Personal que publica el periódico MARCHA en su página 3:

*****

En el Veracruz que “ya cambió” permea una doctrina de complicidades que impide algunas libertades y limita otros derechos inalienables.

El sistema, sus instituciones, son el símil de los eslabones que forman una cadena que ata las legítimas exigencias ciudadanas y de los sectores productivos.

La evaluación docente que se realizó el fin de semana ha exhibido —una vez más— al sistema represor que han consolidado los poderosos de Veracruz.

No es sólo el actual gobierno o un solo hombre como Javier Duarte. Hablo de los exgobernadores, de exservidores públicos, de familias con altísimos intereses y capacidades económicas. También de medios de comunicación, sus dueños y periodistas, de todos aquellos tomadores de decisiones a los que importa nada el bien común.

Hablo por lo menos —insisto, por lo menos— de cinco sexenios atrás. El de Fernando Gutiérrez Barrios (1986-1988). Entre los priistas lo recuerdan como el Hombre Leyenda. Prefieren ese renombre que llamarlo el gran mal policía. Hizo carrera dentro del Ejército Mexicano, se colocó al frente de la Dirección Federal de Seguridad, el organismo represor del gobierno de Gustavo Díaz Ordaz. Espía y perseguidor era su perfil que impuso en esos años en Veracruz

Su relevo, Dante Alfonso Delgado Rannauro (1988-1992), permitió el primer gran saqueo de Veracruz. Las familias ricas se hicieron más ricas. A las más pobres las hicieron más imbéciles con engaños, tomadas de pelo con obras “fantasma” y programas asistenciales que nunca funcionaron. Dante y otros colaboradores, entre ellos Porfirio Serrano Amador, pisaron la cárcel pero no por mucho tiempo.

La doctrina de complicidades avanzó en el sexenio de Patricio Chirinos Calero (1992-1998), el gobernador impuesto del presidente Carlos Salinas. Chirinos no quería gobernar Veracruz, por eso dio rienda suelta al secretario de Gobierno, Miguel Ángel Yunes Linares. El perfil más cercano del ahora panista lo vino a sacudir Andrés Manuel López Obrador, el jueves durante una gira por el municipio de Coatzintla. Fueron seis años, en serio terribles, de espionaje, represión y persecución en contra de las organizaciones de oposición, particularmente contra los movimientos de izquierda.

Vino el sexenio de Miguel Alemán Velazco (1998-2004). El gobierno aburguesado vendió espejitos a los veracruzanos. Pero se llevó todo. En las últimas semanas de aquella administración endeudó al estado con 3,500 millones de pesos. Nadie, uno solo de los alemanistas, vive austeramente. Gozan de fortunas cuidadas por el débil sistema de justicia. Ninguno acabó en la cárcel.

De los últimos dos sexenios, el de Fidel Herrera (2004-2010) y el actual de Javier Duarte, no puede hablarse por separado porque no son tan distintos. Es más, operan los mismos pero en versiones ampliadas: son más ladrones, cundidos de cinismo, represores.

El gobierno de ahora es el último eslabón que está por cerrar esa inmensa cadena de complicidades con origen de muchos años atrás.

En ese último eslabón llevan amplia carga los poderes Legislativo y Judicial, siempre a modo del Ejecutivo; una Fiscalía General de Justicia con supuesta autonomía, de puro decoro, que no castiga a nadie salvo a los débiles y chivos expiatorios.

Igualmente los organismos como la Comisión Estatal de los Derechos Humanos que para nada sirve, o la Comisión Estatal de Atención y Protección de los Periodistas que no ha pasado de ser una carga financiera para el estado. La misma Universidad Veracruzana, cuya rectora Sara Ladrón de Guevara un día es guerrera en el reclamo de los recursos que adeuda el estado a la máxima casa de estudios y al otro es doblegada por alusiones y piropos en el V Informe de Gobierno.

Son cómplices también los elementos policiacos que integran el aparato de seguridad del estado, los estatales, los de la Fuerza Civil, los de la Policía Vial, y todos los demás, porque no entienden que no es a macanazos como llega el orden.

Además, los medios que no democratizan sus páginas, que no ajustan sus códigos deontológicos, que no diversifican sus coberturas ni sus criterios editoriales.

Acá no hay que olvidar tampoco a los barones del dinero que se agrupan en cámaras empresariales, asociaciones y organismos que solamente protestan cuando las malas decisiones del gobierno alcanzan sus intereses económicos.

Algo tiene que ocurrir con Veracruz. La alternancia puede ser una alternativa pero no es la única ni la garantía de que las cosas se recompondrán.

Quizá la opción sea más simple: encontrar nuevos hombres que conduzcan a las instituciones, sin olvidar castigar de forma ejemplar a aquellos que ordenan a policías y encubiertos golpear a maestros opositores, transeúntes y reporteros.

¿Por qué Dios nos ha dado un mal gobierno?

Con las agresiones de este fin de semana cometidas por la policía de Veracruz a maestros, comerciantes, transeúntes y reporteros, la memoria obliga a recordar “La balada del granadero”, un arreglo de Óscar Chávez de la canción “El vagabundo”, en el álbum “México ’68 Vol. 1”:

“La balada del granadero”

***

– Papá, papá, ayer cuando estudiaba,

le pregunte a un hombre que mataba:

¿qué es usted?,

y dijo: granadero.

Papá, ¿qué cosa es un granadero?

 

– Un granadero es un hombre analfabeto

que maltrata a todo estudiante,

sin esperanza de amar a un semejante.

 

– Papá, qué malo es ser granadero.

 

Ay, ay, ay, ay,

ay, ay, ay, ay,

 

– Jamás nosotros seremos granaderos,

vivimos del amor y del estudio,

ni tú ni yo iremos por el mundo

golpeando a estudiantes inocentes.

 

Ay, ay, ay, ay,

ay, ay, ay, ay,

 

– Papá, papá, por qué Dios nos ha dado

un mal gobierno a todo mexicano?

Papá, papá, por qué hay granaderos,

gustavos y farias en el gobierno?

 

Ay, ay, ay, ay,

ay, ay, ay, ay.