Un artículo de mayo de 1887 aparecido en el diario La Época
El telégrafo, asesino de la prensa. —Imprentas, vagones y redacciones de ida y vuelta. —Los periódicos de estaño. —Los periódicos que hablan. —Periodistas aéreos y periodistas de artillería. —Los diarios en la luna.
autor: FRANCISCO GONZALEZ DÍAZ
Vamos a concluir la conferencia del Sr. Silvela (don Francisco) acerca del periodismo. No ha muchos días trató el gran orador del pasado y el presente de nuestros diarios. Lo triste es el porvenir: lo grave es que se acabó el periodismo. Lo sorprendente es que la prensa se va, que la prensa se muere.
¡Que la prensa se va! ¡Que van a concluir los periódicos, las revistas. El Imparcial, La ÉPOCA y Las Dominicales del Pensamiento suelto, el Times, El Liberal, los cajistas y los reporters, los artículos de fondo y el fondo de los anuncios! ¿Que ya no leeremos a Escalada? ¡Imposible! La prensa es inmortal, se dirán algunos, sin ver que, hoy mismo, la prensa va decayendo como todas nuestras grandes cosas: decae, porque ha hecho un esfuerzo, porque llegó a la cúspide y debe terminar en punta como los linajes de que hablara el hidalgo manchego.
¿Que la prensa no muere? Es verdad. No muere, porque la matan; y no la matan sus enemigos, sino sus aliados. No la hiere el oscurantismo, ni el fanatismo, ni el reformismo; la envenena poco apoco el adelanto, el progreso; la civilización la asesina por la espalda; la prensa muere a manos del telégrafo. Se muere de electricidad. La obra de Morse vencerá a la obra de Gutenberg. Esto matará a aquello.
Pero ¿cuándo y cómo? Voy allá. El servicio telegráfico viene invadiendo silenciosamente los periódicos. Antes, los telegramas ocupaban vergonzoso puesto en la última columna de la tercera plana; hoy, los telegramas han ido conquistando lentamente el cuerpo del periódico; se han introducido entre la sección de noticias y la de variedades; han penetrado en las regiones más profundas, han profanado el editorial mismo; se reprodujeron, se multiplicaron y el funesto servicio particular ha hecho gemir a las empresas; al final, los telegramas, no contentos con requerir tipos especiales con que meterse por los ojos, han acaparado hojas enteras y exigido epígrafes sonoros; el periódico, asfixiado por la electricidad noticiera, vino a ser un accesorio del papel azul y la revolución periodística fue hecha.
¡Oh tiempos aquellos en que un Lorenzana llenaba un papel diario! La era de los periodistas ha concluido, y empezado la del corresponsal especial, la del hilo especial, la del cable especial. Aquellos articulazos tan nutridos, aquellas candorosas gacetillas, aquella infancia del bombo, pasó para jamás volver. Entonces se decía: ¡El Diario Español trae un telegrama! ¿Qué será? Y era algo espantoso; 300 mineros por el aire, o una bonita revolución en la Siberia.
¿Pero ahora? Ahora se nos dice por telégrafo si comió bien Alonso Martínez
en Barcelona, si se ha casado en Cuenca la bellísima Srta. de X con el Sr. Z, deseándoles eterna Iuna de miel. Hasta las pastillas Giraudel son anunciadas con bombos eléctricos, y nuestras mejoras máquinas impresoras, con el triqui-triqui de su mecanismo, ni machacan párrafos ni aplastan caracteres apenas si representan lo primitivo del arte en esas prensas tan burdas, tan brutales, que parecen tragar resmas de papel y escupir negra tinta por todos sus poros.
La prensa está en el período primario, en la edad de mugre, y hoy comienza la edad galvánica: el electroperiodismo.
Los periódicos tienen sus redacciones y administraciones fijas: algunos de sus autores, más o menos Fígaros, disfrutan de palacios, y otros de locales oscuros para difundir la luz que los redactores no ven; pero esto concluirá también, no hay que dudarlo. Así como hay cafés ambulantes, así habrá pronto redacciones ambulantes, ¿quién diría a nuestros abuelos que los Sleeping-cars son fondas que corren? pues así parecerá a los reporters de hoy absurda la idea de los periodistas fijos y las redacciones movibles. ¡Qué! ¿Se piensan VV. andar correteando siempre y llegar siempre tarde a la hora de componer? Pues ya se contentarán VV. con su vagón-redacción administración en el cual los periódicos irán haciéndose de la capital a las provincias recibiendo despachos en todas las estaciones y resumiendo en sus columnas las novedades noticieras del camino.
¡No más correrías! ¡No más Menchetas! París, Londres, Madrid remitirán sus vagones-imprentas en los trenes de la mañana: esto es la edición de la corte. Luego, en los trenes de regreso, los mismos cajistas tirarán la segunda edición de vuelta; esto es la edición de provincias. Así, circulando como la sangre, los periódicos variarán los títulos: habrá el Madrid, liberalconservador; el Madrid-Zaragoza y Alicante, pongámoslo
liberal sin con; el Madrid-París, periódico internacional de anuncios, con Blasco asomado a la ventanilla; el Oriente Express, diario ilustrado con fotografías del camino, y así sucesivamente.
¡Y cuan bello no es el porvenir, si se piensa que las redacciones mismas llevarán sus periódicos a las localidades, sin molestarse en fajar, sin apilar paquetes, y sobre todo, sin usar el admirable servicio actual de Correos!
¡Ah! Esto es la emancipación Sr. Cochery español; ahora sí que le dejaremos vivir a sus anchas. En cambio las compañías de ferrocarriles serán directamente fiscalizadas por el periodista; pero no, las compañías ofrecerán el vagón gratis a los periódicos que convengan… Los diarios avanzados irán junto a la máquina; La Fe, de guarda freno, y El Siglo Futuro detrás
del furgón, iY cuidado con los choques! ¡Cuidado con que descarrile Mi Imparcial, o se le rompa una rueda a La Correspondencia, o se recalienten los ejes de El Progreso o lo que es peor, se hagan añicos todas las redacciones. Aquel día nos quedaremos á oscuras.
Porque todo ha de tener sus inconvenientes, y este adelanto durará muy poco. Estamos hartos de periódicos de papel, quo entre otros inconvenientes llegan a representar usos indignos. Estamos cansados de leer y de subsanar erratas; además, ya se nos va haciendo muy pesada la nueva ortografía. Dentro de poco tiempo, el papel sólo será usado en las revistas científicas; los periódicos políticos y de noticias serán metálicos. Verán VV. llegar LA ÉPOCA á su casa en forma de una gran hoja de finísimo estaño, cuidadosamente doblada y aparentemente lisa. ¿Y cómo leerla? No, no se lee. Traigan VV. su fonógrafo, y escuchen esa voz meliflua
de tenor que canta muy despacito:
¡La Epocaaaa,… Diariiio liberalconservadorrrl
Naturalmente, eso es muy cómodo. Se darán audiciones de El Liberal, con o sin música. Habrá periodistas de concierto y mazurkas de oposición. Como los escritores cantarán en la mano, para los artículos de fondo y los crímenes se buscarán periodistas bajos; para las criticas, barítonos; para los versos, tenores; Sentimientos se acompañará por lo jondo; pero lo más admirable de la prensa lírica, serán los anuncios. Anuncios de perro y de gato joven; cantos de jilguero y de mirlo; gritos salvajes para anunciar criadas, chirridos de máquinas Singer, Polvos de Candor con música italiana,
llantos de verdadero niño para recomendar verdaderas amas do cría para casa de los padres. Claro es que los periódicos harán de vez en cuando regalos a los suscriptores, como por ejemplo, un aria cantada por Gayarre (pero ¿vivirá Gayarre?) El Motín repartirá himnos de aquellos, y El Siglo Futuro (pero ¿habrá Siglo Futuro?) repartirá magnificos responsos.
Lo más notable serán las notas útiles: la niña preguntará por él en voz natural; él reconociendo la voz amada, contestará al siguiente día, y se oirán besos anónimos en los periódicos. Habrá, por consiguiente, sección de besos útiles. ¿Quién puede impedir demasías con los diarios, a espaldas de una suegra lúgubre, si nadie sabe quienes son ellos? Pero es más: los tísicos
de provincias toserán en la tercera plana, y el doctor de Madrid, oyendo su respiración en El Correo, remitirá al día siguiente, en la cuarta plana, la correspondiente receta.
Pasado el tiempo del periodismo auditivo, vendrá la penúltima etapa: el periodismo aéreo, El Globo se subirá á un ídem, dejando á Orcasitas en tierra; tirará desde las alturas sus ediciones y predicará la libertad aérea y sutil quo aún le tiene por los suelos; los periodistas, lo mismo quo hoy, tocarán el cielo con las manos, y huirán por los aires á toda provocación de duelo; los globos, al ir arrojando periódicos por todas partes, responderán por la pérdida de peso, y si La Correspondencia vende más que El Imparcial, tendrá que perderse de vista en las nubes. Así, los anunciantes sabrán a qué atenerse. Los grandes periodistas usarán el paracaídas, y serán preferidos para redactores aéreos los hombres de poco peso. Naturalmente, los que pesen más irán a las redacciones subterráneas y submarinas de los periódicos de oposición; desde allí se harán los trabajos de zapa, y los conspiradores trasatlánticos escribirán en verdadero papel mojado.
Pero ¿y más adelante? ¡Ah, señores! Periódicos intersiderales; diarios republicanos en Saturno y conservadores en Júpiter, y posibilistas en Venus, y reformistas en las estrellas; La Ilustración Taurómaca, revista astronómica por entregas, que nos dispararán á cañonazo limpio; el bombardeo universal, de astro a astro, con todos los diarios encerrados en paquetes de hierro; quejas administrativas contra los suscritores de Marte, que no pagan; comunicados y reclamaciones en sirio; una lluvia de proyectiles periodísticos, que descenderán envueltos en inflamada atmósfera, como los bólidos, rompiendo más de un cabeza de suscritor.
¡Oh! Aquel día será el del triunfo. Los periódicos celestes llegarán a ocultar la luz, y como las ediciones a la luna irán a las nueve de la noche, habrá siempre á esas horas un eclipse total de La Correspondencia……………………….… ……………………………………………………………………………………………………………………………Aquí iba yo, cuando pregunté á mi cartero de a bordo:
— ¿Y LA ÉPOCA? — Señor, no ha venido…
— ¡Lo mismo que ayer, lo mismito que anteayer!…
¡Oh infancia del periodismo! ¡Oh, Sr. Director de Comunicaciones!
(texto tomado del sitio https://medium.com/espanol/el-fin-del-periodismo-2351e7de3e78#.t4lzfwftw)