En su mensaje a medios de comunicación –así han llamado en la Coordinación General de Comunicación Social del gobierno de Veracruz al ejercicio de alocución del gobernador de cada lunes— dijo Javier Duarte:
“Yo no gobierno pensando en las elecciones, gobierno pensando en Veracruz, para generar condiciones de crecimiento y desarrollo; y en este sentido yo no puedo estar limitado a los ciclos electorales o políticos, mi decisión siempre va en el sentido del beneficio de la sociedad veracruzana”.
¿Quién elabora los discursos del gobernador? En el de esta mañana no hay carga de forma ni significado; ni interacción ni cognición; tampoco contexto.
Su mensaje es un intento –otro más— de lavarse la cara en el tema de la corrupción. Pero además es malísimo por la coyuntura política que enfrenta:
1.- El mensaje llega directo a Los Pinos justo en este momento de crisis política que enfrenta el gobierno veracruzano y particularmente Javier Duarte. Si algo está claro en el accionar del presidente Enrique Peña es nunca dejar de hacer política. Él, su grupo cercano, gobiernan –bien o mal, como sea— pensando siempre en ciclos electorales.
2.- Hoy el columnista Raymundo Riva Palacio escribe en Estrictamente Personal que el futuro inmediato de Duarte es evaluado en el centro del gobierno de la República y al interior de la cúpula nacional del PRI. La versión periodística debe preocupar al gobernador, pues si es considerado “un lastre” para su partido y por el Presidente, algo ocurrirá con él previo al ciclo electoral y político.
3.- En el principio de su alocución de este 12 de octubre Javier Duarte intentó presumir asepsia en su gobierno. Mal lo hizo. Sin siquiera nombrarlo, concede la razón al senador Héctor Yunes Landa en su juicio de que la caña de pescar que le obsequió el gobernador únicamente sería útil para “atrapar charales”. Los “peces gordos” son del dominio público. No habrá limpieza de cara hasta no llamarlos por su nombre, quizá mejor, proceder en su contra. Y eso es lo que no hace el gobernador en sus discursos.