El loco rompecabezas de los Duarte Macías

Rompecabezas
La imagen que ilustra esa entrega de Casa Veracruz de Karime Macías.

Cada jueves durante un tramo amplio del sexenio de Javier Duarte, su esposa Karime Macías firmaba un ocurrente texto que la Coordinación General de Comunicación Social divulgaba como una columna titulada Casa Veracruz.

En la entrega del 31 de julio del 2014, la presidenta del Patronato del DIF estatal publicó “Rompecabezas” que iniciaba así:

“Tenemos un pequeño proyecto en casa estas vacaciones. He comprado un rompecabezas de quinientas cincuenta piezas lo suficientemente complicado para hacerle honor al nombre. La escena es una pequeña y divertida función de ópera con una loca orquesta sinfónica. ¡Muy parecida a la vida real!”.

La entradilla servía para correlacionar el entusiasmo que provocaba a sus hijos y familiares colocar una pieza más al rompecabezas con la alegría de los niños adoptados al abandonar la casa hogar…

Más allá de la anécdota contada en ese texto, habría que preguntarle a los Duarte Macías cómo ven la vida real —parafraseando a la señora Karime— que heredan a los veracruzanos. Y es que lo que pretenden al final del sexenio es cosa de locos.

Si algo distinto no ocurre, este jueves en el pleno del Congreso local los diputados del PRI y aliados aprobarán una parte del “kit de impunidad” que pretende el gobernador Javier Duarte.

La Junta de Coordinación Política de la Legislatura circuló desde este miércoles la propuesta del Ejecutivo para integrar la Sala Especializada en Combate a la Corrupción con una terna de personajes cercanos al mandatario durante el sexenio: Francisco Portilla Bonilla, Guadalupe Porras David y Alberto Tomasini Martínez.

También se anticipa que este mismo jueves, el Congreso del Estado anunciará la reposición del procedimiento para proponer al titular de la Fiscalía Anticorrupción, luego de que Portilla Bonilla declinara en un primer momento.

En la sesión además se votará la donación del predio denominado Casa Veracruz a la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), a la Comisión Estatal para la Atención y Protección de Periodistas (Ceapp) y a la Comisión Estatal para la Atención Integral de Víctimas del Delito (Ceaivd).

De aprobarse la solicitud de Duarte, el gobierno cedería 6 mil metros cuadrados de Casa Veracruz a la CEDH.

Cada una de éstas pretensiones no tienen justificación si se revisan algunos números.

Por ejemplo, actualmente la Comisión Estatal de los Derechos Humanos de Veracruz despacha en el edificio sito en la calle Felipe Carrillo Puerto número 21 de la Colonia Centro.

Ese inmueble tiene una superficie de mil 420 metros cuadrados (4 mil 580 menos de lo que tendría en Casa Veracruz), en donde labora un centenar de trabajadores. Para ocupar ese edificio la comisión eroga por concepto de renta mensual 51 mil 133.02 pesos IVA incluido, unos 613 mil 596.24 pesos anuales, que es apenas el 1.27 por ciento del presupuesto total que ejerce ese organismo público autónomo durante este año (48 millones de pesos).

¿En serio tiene sentido entregar Casa Veracruz? Muchos como el gobernador electo Miguel Ángel Yunes Linares han dicho que no; también los vecinos de la Colonia Dos de Abril.

Tampoco deberían sacar adelante el resto del “kit de impunidad”.

Por eso si los diputados del Congreso local reconsideraran la enajenación de Casa Veracruz, tal vez muchos lanzarían “fanfarrias colectivas” como lo hacen los de la familia Duarte Macías cada vez que arman su rompecabezas.

 

Israel Roldán / Twitter: @israel_roldan / FB: Israel Roldán

Duarte enfada a Bucarelli

El crimen de José de Jesús Jiménez Gaona, integrante de la Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas, perpetrado el pasado miércoles 22 de junio en Poza Rica, provocó otra rabieta en las altas esferas de la Secretaría de Gobernación contra el gobierno de Veracruz.

José de Jesús fue victimado a balazos cuando conducía su vehículo sobre el bulevar Lázaro Cárdenas de esa ciudad, acompañado por su esposa Francisca Vázquez Mendoza, quien permanece internada en el Hospital de Zona de Petróleos Mexicanos (Pemex) a causa de los tres disparos que recibió.

Ambos se habían integrado hace un mes aproximadamente a la Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas, aunque desde el 2011 realizaban esas labores con la organización Búsqueda de Familiares María Herrera AC de Poza Rica.

Su activismo inició ese mismo año cuando desapareció su hija de 23 años.

La rabieta ocurrió esa misma noche en el despacho de Bucarelli # 99, el del subsecretario de Derechos Humanos de la Segob, Roberto Campa Cifrián, cuando los sistemas de información alertaron al gobierno federal del asesinato en la víspera de un encuentro que integrantes de la Brigada, entre ellos José de Jesús Jiménez, sostendrían con él.

Siete días previos, el 15 de junio, el mismo funcionario federal se reunió con colectivos y representantes de familiares de desaparecidos en la ciudad de Veracruz, acto al que asistió José de Jesús Jiménez en su condición de portavoz de la organización Búsqueda de Familiares María Herrera A.C.

Ahí, Campa Cifrián acordó con el fiscal general del Estado, Luis Ángel Bravo Contreras, que los gobiernos federal y estatal darían atención a las víctimas, además de procurar la inmediata búsqueda e investigación de los casos de los desaparecidos en Veracruz.

José de Jesús anticipó en ese encuentro que la Brigada iniciaría la búsqueda de fosas clandestinas en Poza Rica, “hallaran lo que hallaran”.

Ese reto fue como el anuncio público de su pronta muerte, por lo que en el despacho de Campa Cifrián no acaban de entender por qué la Fiscalía de Veracruz no garantizó medidas cautelares para Jiménez Gaona y su esposa Francisca Vázquez.

El sábado 25 de junio ocurrió un hecho que se ofuscó —por la estridencia de las denuncias por corrupción del duartismo y los temas poselectorales— pero que no debe verse como algo menor: la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) condenó el asesinato del integrante de la Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas en Veracruz.

Al día siguiente envió personal para brindar apoyo y acompañamiento a las víctimas, quienes manifestaron temor por la posible réplica de crímenes contra activistas.

Pero no sólo eso, sino que por canales informales la CNDH recomendó a la Fiscalía General del Estado —y al resto de las autoridades veracruzanas— rechazar este tipo de ataques, investigar y sancionar a los responsables.

No hay que perder de vista un hecho —sobre todo aquellos a los que entusiasma el “sospechosismo”—: en 2006 Roberto Campa Cifrián se convirtió en candidato a la Presidencia de la República del Partido Nueva Alianza (Panal) de la entonces poderosa lideresa magisterial Elba Esther Gordillo Morales, quien tenía entre sus cercanos colaboradores al ahora gobernador electo de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares.

La rabieta de Campa por ese acto criminal podría alcanzar matices políticos.

— Comunicado CNDH íntegro —

Israel Roldán

Twitter @israel_roldan

Facebook /Israel Roldán

La mafia de Veracruz con disfraz de policía

1. DESAPARICIÓN FORZADA. Policías veracruzanos criminales. El último año del gobierno de Javier Duarte es el cerrojazo a un sexenio con una estela de actos delincuenciales con autoría de los propios cuerpos de seguridad.

El lunes 11 de enero pasado, cinco jóvenes regresaban a Playa Vicente después de pasar el fin de semana en la ciudad de Veracruz.

Policías de la Secretaría de Seguridad Pública del estado los desaparecieron en Tierra Blanca (a unos 117 kilómetros de donde eran originarios). La participación de los uniformados fue descubierta por las cámaras de videovigilancia de una tienda de autoservicio cercana a una gasolinera en la que los detuvieron.

Después de algunas semanas, la intervención en el caso de la Procuraduría General de la República (PGR) logró la captura de 13 civiles y ocho policías estatales como presuntos responsables de la desaparición de los cinco jóvenes.

Sólo fue posible identificar científicamente los restos de uno de ellos, Bernardo Benítez, hallados en el rancho El Limón, ubicado en el municipio de Tlalixcoyan, en donde las autoridades encontraron más de 3 mil fragmentos de restos humanos.

El octavo policía detenido, Rubén Pérez Andrade, confesó que los cinco jóvenes fueron entregados a integrantes de una célula del crimen organizado que opera en esa región porque sospecharon que traficaban con bandas antagónicas. Los torturaron, desnucaron, les prendieron fuego a sus cuerpos con diésel y los trituraron.

En Papantla, los policías estatales subordinados del secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez Zurita, repitieron el delito de desaparición forzada el 19 de marzo de este año.

Luis Humberto Morales de 18 años, Alberto Uriel Pérez Cruz de 19 y Jesús Alán Ticante Olmedo de 24 años fueron desaparecidos por uniformados de la SSP.

Por ese caso la Fiscalía General del Estado capturó a ocho policías que confesaron su participación en los hechos y la entrega de los jóvenes a un grupo delincuencial.

2. ASESINATOS POR ERROR. Incapacidad policial. A la media noche del lunes 13 de junio, policías municipales de Martínez de la Torre balearon “por error” una camioneta en la que viajaba una familia, mataron a la madre e hijo, además de herir a otra persona.

La mujer víctima de los policías, Axahirim López Ronquillo, conducía el vehículo de modelo atrasado. Su hijo, apenas mayor de edad, Ricardo Zarro López, murió en el sitio.

Ambos, junto con cuatro integrantes más de la familia, regresaban de una comunidad poblana a la que habían asistido a una competencia de jinetes. Pero en la carretera los interceptaron efectivos policiales y los “confundieron” con otra camioneta que perseguían.

Por esos hechos fueron detenidos tres policías acusados de los delitos de homicidio doloso calificado en agravio de dos personas y tentativa de homicidio contra cuatro más.

Apenas la noche del jueves 23 de junio, uniformados de la SSP cometieron un hecho parecido en la colonia Carolino Anaya de Xalapa.

Elementos estatales allanaron una vivienda para sacar a tres personas a las que les dispararon de manera franca después de perseguirlos por calles aledañas porque les gritaron “putos” desde un vehículo que tripulaban.

Una comunicación oficial del gobierno de Veracruz “aclaró” —con carga discursiva para desmentir— que los uniformados “respondieron la agresión de tres individuos que atacaron con un arma blanca a los oficiales”.

El comunicado refiere que “los uniformados le marcaron el alto a los tripulantes de un vehículo (…), los individuos se negaron a detenerse hasta llegar a su domicilio (…) donde descendieron del vehículo y utilizando un machete intentaron agredir a los oficiales.

“Debido a lo anterior, los elementos realizaron detonaciones para proteger su integridad, resultando heridas tres personas, dos en las pantorrillas y el tercero en la cintura (…)”.

Muchas detonaciones para un machete.

3. EL FRACASO DE BERMÚDEZ. Policías sin certificación. Si la policía de Arturo Bermúdez comete desaparición forzada y “errores” operativos es, acaso, por el fracasado control de confianza de los cuerpos policiacos veracruzanos.

No porque lo diga la opinión pública sino por los datos duros de la organización Causa en Común —en permanente enfrentamiento con el gobernador Javier Duarte por sus “cifras alegres” en esa materia—.

De acuerdo al seguimiento mensual del avance de control de confianza de las Secretarías de Seguridad Pública u homólogos que realiza esa ONG (con fecha de corte al 30 de abril de 2016), Veracruz es la tercera entidad con mayor porcentaje de policías no aprobados que siguen en activo con 29.50 por ciento, aunque en términos absolutos es el primer estado con mil 880 elementos en esa condición.

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Es decir, aunque el gobierno de Veracruz presuma que el 99.97 por ciento de sus policías (6 mil 370) han sido evaluados en control de confianza, casi el 30 por ciento de éstos no lograron la acreditación y siguen activos en las corporaciones.

De ahí que hechos como el de Tierra Blanca, Papantla, Martínez de la Torre y Xalapa seguirán con réplicas hasta el final del sexenio.

Lo que pasa en la entidad es como una fiesta delincuencial con disfraz de policías.

El suegro de Duarte a tribunales #Briefing

Tal vez los veracruzanos no deberán esperar al 1 de diciembre próximo para, al menos, ver cerca de los tribunales a los duartistas, entre ellos al empresario más próspero del sexenio, Antonio Macías Yazegey, suegro del gobernador de Veracruz.

Quizá no sea ni el ahora gobernador electo, Miguel Ángel Yunes Linares, quien le haga rendir cuentas ante la justicia.

El 16 de mayo pasado desde Coatzacoalcos, aún en su condición de candidato del PAN-PRD a la Gubernatura, Miguel Yunes le advirtió a Tony Macías, padre de la señora Karíme Macías Tubilla, esposa de Duarte, que lo llevaría a la cárcel por la supuesta ilegal operación del Parque Tecnológico Puerto México.

Ese parque con extensión inicial de 70 hectáreas, que después se amplió a 120, fue creado en noviembre de 2007 cuando Fidel Herrera era gobernador y Javier Duarte secretario de Finanzas de Veracruz. Para su fundación se creó el fideicomiso F/401220-9 firmado por la Secretaría de Desarrollo Social estatal y Bancomer para que Antonio Macías vendiera los terrenos para uso industrial y pagar a los dueños originales.

Pero el suegro próspero asumió, mediante simulada compra-venta, el control de las 120 hectáreas luego de que el gobierno de Herrera desapareció el fideicomiso en 2012.

Desde entonces Macías Yazegey ha vendido los terrenos a diversos clientes, entre ellos la Secretaría de Marina, el Poder Judicial de la Federación, Casas GEO, Bimbo, Lala, ADO y Soriana.

De esto da cuenta el reportero Juan Carlos Rodríguez en su texto titulado “Suegro de Duarte toca intereses federales” divulgado este jueves en la publicación impresa semanal de ejecentral.com.mx.

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Veracruz en las páginas del semanario ejecentral.com.mx

Por eso tal vez no deba llegar el día en que Miguel Ángel Yunes Linares asumirá la Gubernatura constitucional para que personajes como Tony Macías pisen los tribunales.

De acuerdo a la publicación, los propietarios originales de esa reserva territorial ubicada en Coatzacoalcos, los hermanos Torea Fernández, aseguran que los predios se encuentran en litigio.

Ángel y Oralia Torea Fernández declaran a ejecentral.com.mx: “Tenemos escrituras, tenemos pagos al corriente del impuesto predial, tenemos cédula catastral y tenemos certificado de libertad de gravamen. Nuestra pregunta es cómo hicieron ellos (los Macías) para vender”.

Los legítimos dueños han anticipado que defenderán lo que es suyo hasta las últimas instancias.

Así que Tony Macías debería pensar desde ahora en preparar su futura defensa, no sólo la jurídica sino también la política, pues está en la mira no únicamente de particulares sino del gobernador electo de Veracruz.

Mientras, es tal el cinismo de Macías Yazegey que el 17 de junio pasado, cuando reapareció en un acto público en Coatzacoalcos, respondió a la pregunta de reporteros sobre si las advertencias de Yunes Linares anticipaban una “cacería de brujas”: “Que se lo hagan a las brujas. Yo soy machín y de brujo no tengo nada. Ni de Catemaco ni nada”.

Pronto puede pasársele el buen humor.